A LA PLAYA CON BARBIJO
De cara al verano, los distritos de la costa atlántica preparan protocolos en conjunto y articulan con Provincia y Nación para que el turismo sea una realidad a partir de mediados de noviembre. Preservar la salud como eje principal, pero con el objetivo de reactivar la economía.
La pandemia del coronavirus todavía golpea con fuerza en todo el territorio nacional, por lo que es una incógnita qué pasará con la reactivación del turismo en el país. El sector es el más afectado en lo que va del año, donde la facturación es 0 desde marzo. Esto presenta un problema crucial para muchos municipios que basan su economía en la actividad turística. La imposibilidad de abrir durante las vacaciones de invierno fue un trago muy amargo para la Patagonia, aunque también lo fue para algunas ciudades bonaerenses que suelen aprovechar ese período. El verano será una historia diferente, por expectativa, pero también porque es el fuerte en la provincia.
En este sentido, la costa atlántica representa la mayor afluencia del turismo veraniego en el país, ya sea por visitantes nacionales o internacionales. Para el año que viene, la proyección más optimista es la de una clientela completamente autóctona, ya que en medio de la pandemia mundial será muy difícil sino imposible que se abran las fronteras. Allí, la oferta local correrá con gran ventaja, ya que, por miedo o posibilidades económicas, el destino de este verano estará dentro de los límites argentinos.
Claro que todavía hay mucho por resolver. El coronavirus está lejos de ser asunto superado y todavía no hay precisiones de cuándo podría darse rienda suelta al desarrollo de la actividad. Como todas las decisiones durante la pandemia, la evolución en las próximas semanas y hasta quizás meses será clave para la decisión final. Mientras tanto, los municipios de la costa se preparan para que la temporada sea una realidad.