
por Cora Verón
En diálogo con Más Noticias, su actual presidente Fernando Maiorano, explicó que el evento, además de celebrar un nuevo aniversario, busca re insertar a la institución en la sociedad arroyosequense e incorporar nuevos miembros activos. “Es una cena de camaradería, básicamente; el club ha tenido inconvenientes en el último tiempo, principalmente con el tema de la pandemia, además no es un club que tenga actividades deportivas entonces tenemos algunos contratiempos. Hubo algunos cambios en la comisión directiva y estamos tratando de normalizar y volver a juntar gente como para darle un nuevo empuje; una cena siempre es lo primero y después seguiremos viendo otras alternativas”, explicó el actual titular de la comisión.
Maiorano está acompañado por un numeroso grupo de personas, “hoy el club funciona netamente como social, no estamos teniendo ninguna actividad y es eso lo que estamos buscando, cómo incluir al club dentro de la sociedad de manera tal de poder brindar servicios a la comunidad desde el punto de vista social pero con alguna otra evaluación como poder usar las instalaciones, estamos pensando en una escuela de ajedrez, la contratación para eventos sociales pero dependemos de una normalización que estamos haciendo en cuanto a lo institucional porque hay que actualizar algunas cuestiones”.
Quienes quieran participar del festejo se pueden comunicar con Fernando y sus compañeros de comisión directiva o directamente en la sede del club. “El club siempre está abierto para lo que se necesite y para los que quieran asistir; y estamos viendo de difundir el alquiler del salón para terceros como para generar ingresos y poder mantener la institución, tiene dos salones que se pueden unificar, barra, baños, cocina, patio y alberga cómodamente más de 100 personas; tenemos precios accesibles así que me llaman a mí y vemos cómo lo manejamos”, especificó Maiorano.
Gardel, su berretín por los caballos lo trajeron a nuestra ciudad
El club fue inaugurado en 1905 por un grupo de amigos que buscaban un lugar de pertenencia. De acuerdo a un relato de Roberto De Giácomo, en el mes de marzo de 1934, Gardel visitó sorpresivamente el "Club Progreso" de Arroyo Seco: “… Esto se produjo debido a que el Sr. Arturo Alvarado, dueño de una estancia en la jurisdicción de Fighiera; estando domiciliado en Buenos Aires; tenía amistad con Gardel, y sabiendo cuánto le gustaban los caballos de carrera, lo invitó a que conociera su estancia, donde había algunos zainos de pura sangre. Aceptada esta invitación, viajaron hasta Fighiera. Durante la mañana recorrieron ese establecimiento y pudo apreciar los caballos, tal como le había anticipado el Sr. Alvarado. Luego del almuerzo, viajaron hasta Arroyo Seco, llegando a la Sede del Club Progreso.
Es de imaginar el asombro de las personas que se encontraban en el Club, ante la presencia del ídolo máximo de la canción popular, que en ese momento se hallaba en la plenitud de su carrera artística. Luego de las conversaciones circunstanciales, le pidieron que cantara un tango, a lo que Gardel accedió gustosamente.
Encontrándome en ese momento en la Mueblería de mi padre, y enterado de tal acontecimiento corrí de inmediato hacia la vereda del Club Progreso. Y es así como sorprendido, desde la mencionada vereda, escuché a Gardel cantando el tango "SILENCIO". Al finalizar, el aplauso de la gente fue unánime.
Al día siguiente, un amigo me contó lo que había acontecido posteriormente. Le preguntaron a Gardel si ofrecería un recital esa noche para el pueblo, a beneficio de la Biblioteca Popular, a lo que Gardel accedió preguntando en que sala podría hacerse. Entonces, resolvieron entrevistar al Sr. José Settecase a tal efecto, y lo acompañaron hasta el Salón del Cine.
Al enterarse de la solicitud que le hacían, el empresario, seguramente sin medir la magnitud del acontecimiento, le respondió que no podía ofrecer la Sala, porque esa noche había función y le dijo que podía darles "un día muerto", o sea un día en que no había función. Gardel comenzó a reír y palmeándolo en la espalda le dijo: "muy bien Don José ," y siguió sonriendo; advirtiendo que a este buen hombre lo tomo desprevenido la tan inesperada propuesta, lo que hubiese sido un broche de oro para Arroyo Seco.
Otra de las notas simpáticas y anecdóticas de esta visita, fue que entre los asistentes del Club Progreso se encontraba Ricardo Faglia, que había comenzado a cantar, haciéndolo en una emisora de la Ciudad de Rosario. Le pidieron que interpretara un tango para que Gardel lo escuchara. Así lo hizo, a cuyo término Gardel lo felicitó. Luego lo invitó con un whisky, a lo que Faglia le respondió que no tomaba para cuidar la voz. Entonces Gardel le dijo "tomate un whisky que vas a cantar mejor".
El bufetero del Club, Francisco Bozzutto (Francia), tomó la silla en la que se había sentado Gardel, como símbolo de aquella jornada inolvidable y la puso a buen resguardo, para que en adelante, nadie más se sentara en ella, quedando tal vez, como mudo testigo de tan importante presencia en Arroyo Seco. (Fuente: arroyonoticias.com.ar)