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Raquel Musso: una vida dedicada a la salud colectiva y la atención primaria

21/03/2025 11:20 | La Doctora Raquel Musso, con 67 años de edad y egresada de la Universidad Nacional de Rosario en 1983, es un testimonio viviente de una Argentina que transitaba de la dictadura a la democracia. Su historia académica y profesional refleja los cambios políticos y sociales del país, así como su propia evolución personal en el campo de la medicina y la salud pública.


por Cora Verón


Cursó sus estudios en una época de restricciones y rigidez académica. "Soy un producto de la facultad del proceso", afirma al recordar su etapa como estudiante. Durante aquellos años, los alumnos tenían que ir con el guardapolvo abrochado, el pelo atado y las uñas cortas, además de identificarse con DNI en la entrada. No permitían reuniones en los pasillos y las aulas estaban superpobladas con estudiantes de diversos países latinoamericanos.

La educación se basaba en clases magistrales donde el profesor simplemente repetía el contenido de los libros. "Si podía, faltaba y agarraba el libro después", recuerda Musso, destacando la falta de una estructura pedagógica que promoviera la participación activa. Las prácticas con pacientes solo llegaban en los últimos años de la carrera, en un sistema fragmentado que separaba cada disciplina sin integrarlas.

 

De la incertidumbre vocacional a la pasión por la epidemiología

Curiosamente, según nos cuenta y recuerda, Musso nunca tuvo una vocación clara por la medicina. Su elección estuvo influenciada por el contexto político y social, así como por su historia personal de cuidado hacia familiares enfermos. "Creo que nací para cuidar", reflexionó.

A pesar de sus habilidades en matemáticas y dibujo, disciplinas que podrían haberla llevado hacia la ingeniería o la planificación urbana, la medicina se presentó como una opción estable en medio de las carreras humanísticas cerradas o perseguidas por la dictadura.

Su interés inicial por diversas especialidades la llevó a considerar la anatomopatología, pero finalmente se orientó hacia la dermatología, eligiéndola como una especialidad que le permitiría combinar la práctica clínica con el trabajo en hospitales. Pero su verdadera vocación comenzó a definirse en sus experiencias hospitalarias donde se sintió atraída por el estudio de la lepra y enfermedades infecciosas, especialmente aquellas ligadas a las condiciones sociales. En paralelo, el fin de la dictadura le permitió conocer a docentes exiliados que regresaban al país, algunos de los cuales estudiaban la desnutrición infantil en barrios pobres de Rosario. A partir de un seminario con estas investigadoras, quedó fascinada con la epidemiología y la salud pública.

Este nuevo interés la llevó a suscribirse a publicaciones como los "Cuadernos Médicos Sociales", editados por el Centro de Estudios Sanitarios y Sociales de la Asociación Médica de Rosario. A través de estos estudios, Musso comenzó a desarrollar una mirada crítica sobre el vínculo entre salud y condiciones de vida, asumiendo un compromiso con la medicina social.

 

Volver al terruño

Musso proviene de una familia con raíces italianas y españolas. Sus abuelos emigraron a Argentina en busca de mejores oportunidades y establecieron su hogar acá. Luego de estudiar medicina volvió a la ciudad donde formó su familia y desarrolló gran parte de su carrera profesional.

Su primer contacto con el mundo clínico ocurrió en la Clínica Martins, donde, aun siendo estudiante, trabajó como auxiliar de quirófano bajo la tutela del Dr. Armando Martins, y donde aprendió habilidades básicas, desde tomar una presión hasta realizar curaciones. "Esa enfermería empírica que aprendés, que en la medicina no la vas a saber, tiene mucho que ver con la tarea cotidiana del cuidado".

Al recibirse, la necesidad de trabajar la llevó a desempeñarse en guardias médicas, incluyendo el servicio de Socorro Coronario, un sistema de emergencias en Villa Constitución. Paralelamente, continuó su formación en dermatología, aunque su verdadera pasión siempre estuvo ligada a la medicina social. En su práctica profesional, integró conocimientos de diversas disciplinas para abordar la salud desde una perspectiva amplia, considerando no solo la patología sino también el contexto social de cada paciente.

Su compromiso con la salud pública se consolidó en 1983, año en que Argentina recuperaba la democracia. El gobierno convocó médicos voluntarios para fortalecer los hospitales desabastecidos, y Musso no dudó en ofrecerse. "Lo único que tenía el hospital era un director que iba unas horas y la enfermería", recuerda sobre aquellos tiempos. Allí, sin ser generalista ni clínica, aprendió de la práctica y de la experiencia de profesionales como Natalio Scalfidi y Angélica Meonis, que con su conocimiento empírico la ayudaron a desarrollar una comprensión integral de la medicina.

Pero su vocación fue más allá de la atención individual. Influida por la declaración de Alma-Ata de 1979, Raquel entendió que la salud no solo se trataba de tratar enfermedades, sino de prevenirlas y gestionarlas desde un enfoque colectivo. En una Argentina que comenzaba a adoptar el modelo de atención primaria, ella se convirtió en una promotora incansable de este sistema, convencida de que acercar la salud a la gente era un paso fundamental hacia una sociedad más equitativa.

Su experiencia en los partos fue otro de los momentos cruciales de su formación. En el Hospital N°50 asistía al Dr. Martins durante los nacimientos, su primer parto en el hospital quedó grabado en su memoria. "No sabía qué hacer", confiesa al rememorar la emoción y el temor de ese momento, que culminó con el llanto del recién nacido y su gran alivio.

El quirófano y la sutura fueron otros escenarios de aprendizaje y superación. "Ay, cómo temblaba", dijo al recordar la primera sutura grande que le hizo a un hombre del campo que, viéndola en ese estado, la alentó diciendo: "Metele sin miedo que tengo el cuero duro".

Sin embargo, su camino no fue fácil. Durante sus primeros años, su trabajo era completamente voluntario. No era empleada del Estado, pero veía cada día como una oportunidad de formación y crecimiento. Trabajando en la Clínica Martín, cobraba por asistencia a partos y emergencias, pero su verdadera retribución fue el aprendizaje y la satisfacción de ayudar.

Con el tiempo, su interés por la salud colectiva la llevó a comprender la importancia de la planificación y la organización de los sistemas sanitarios. Sin imaginarlo, terminó colaborando con ingenieros en la planificación de hospitales regionales y en el desarrollo de sistemas de salud informatizados.

Para Raquel, la medicina no es solo una profesión, sino un acto de servicio. Su visión va más allá del consultorio: cree en una medicina que no se base en protocolos fríos ni en prácticas mecánicas, sino en el disfrute del ejercicio profesional y en la satisfacción de generar un impacto real en la sociedad. "La gran diferencia se empieza a notar cuando uno ve en el otro ese placer y ese disfrute", reflexiona.

Su vocación trasciende la práctica médica y siempre ha intentado tener una mirada crítica sobre la relación entre la salud y el mercado, observando con preocupación cómo la mercantilización avanza en el ámbito sanitario, ejemplificando con la influencia de la industria farmacéutica y los seguros de salud en la publicidad de los medios de comunicación. "Mirá una novela turca, fijate en las propagandas. No son los medicamentos de la lista esencial de Argentina, son de laboratorios internacionales y seguros de salud", reflexiona.

Su análisis de la sociedad y del sistema de salud no es casualidad: es fruto de años de formación y trabajo junto a colegas que, como ella, se preguntan constantemente cómo mejorar la calidad del acceso a la atención médica.

A pesar del tiempo transcurrido y de lo que ha relegado a un segundo plano en lo personal, sin quererlo, Raquel sigue siendo una referente en la gestión sanitaria, promoviendo una visión integral de la salud pública, donde el bienestar de la población esté por encima de los intereses comerciales. Hoy, su trayectoria refleja no solo su evolución como profesional, sino también la transformación de un país. De la rigidez académica y el control autoritario a la exploración de nuevas disciplinas y enfoques médicos, la vida de Raquel Musso es un testimonio de Hoy, su trayectoria refleja no solo su evolución como profesional, sino también la transformación de un país. De la rigidez académica y el control autoritario a la exploración de nuevas disciplinas y enfoques médicos, la vida de Raquel Musso es un testimonio de capacidad de adaptación, curiosidad y dedicación a la salud pública.