19/06/2025 - Edición Nº475


Arroyo Seco

MALVINAS

Se cumplen 43 años de "El día que Madryn se quedó sin pan"

18/06/2025 18:14 | El 19 de junio de 1982, el buque británico Camberra arribó al Muelle Luis Piedrabuena de Puerto Madryn con más de 4.000 soldados que volvían de combatir en la guerra de Malvinas. Ese día, la ciudad vivió una jornada atípica y casi insólita que sorprendió a vecinos y comerciantes: conseguir pan luego de este acontecimiento se volvió casi imposible durante algunas horas.



«El pueblo argentino se volcó en las calles para recibir a sus héroes. En todo momento, un grito de ‘¡Viva la patria!’ Fue lo que estos jóvenes soldados escucharon al regresar de la batalla», afirmaban los medios tras el desembarco de los jóvenes soldados.

La situación quedó grabada en la memoria de los vecinos que no dudaron en ayudar a aquellos hombres que arriesgaron su vida en el campo de batalla, ofreciéndoles el principal alimento de las mesas argentinas, el pan. Malvinas tuvo un impacto significativo en la región patagónica y Puerto Madryn fue el escenario central de la solidaridad nacional con los veteranos.

Ante la escasez de pan, algunas vecinas hicieron hasta tortas fritas para recibir a los excombatientes recién llegados de las Islas del Atlántico Sur. Otros, invitaron a los soldados a almorzar a sus casas como muestra de agradecimiento. Cada uno de esos hombres desembarcó en Puerto Madryn para volver a sus respectivas provincias.

El viaje en el Camberra

Luego de 74 días de conflicto bélico y presentada la rendición el 14 de junio de 1982, los combatientes argentinos debieron emprender el regreso al país: comenzaron a hacer largas filas en la zona de embarque de Puerto Argentino, fueron requisados y subidos de a grupos en lanchas que trasladarían a la mayor parte de ellos hasta el Canberra.

"Era de noche, me subieron a una lancha con una gran cantidad de soldados, sin saber a dónde nos llevaban", recordó el excombatiente de Entre Ríos Raúl Sánchez.

Al ver el Canberra, Sánchez y sus compañeros tuvieron que trepar por una escalera de soga unos tres pisos para ingresar al buque, donde con un "cartoncito de bienvenida" escrito en inglés se les asignó un número de prisionero y sector del barco donde estarían durante el viaje de cuatro días.

"Nos asignaron un camarote, éramos cinco, cuatro dormíamos en camas y uno en el piso pero por lo menos ahí pudimos bañarnos después de dos meses con la misma ropa. Habíamos perdido la noción del tiempo porque sólo salíamos para comer", rememoró el excombatiente rosarino Francisco Medina.

El Canberra atracó en el Muelle Almirante Storni en Puerto Madryn (Chubut) la mañana del sábado 19 de junio, sin aviso alguno a la población, que al ver el gran operativo no tardó en averiguar que volvían "los muchachos de Malvinas".

"Se empezó a correr la voz en el pueblo, la conmoción era muy grande porque venían nuestros muchachos. Fue algo espontáneo, algo que nació de los vecinos que estábamos en las calles, queriendo verlos pasar, confirmar que por fin estaban de vuelta", relató la fotógrafa madrynense Mabel Outeda, quien no dudó en sacar su cámara, romper el cordón militar y tomar fotografías de aquella jornada.

El excombatiente Juan Sosa recuerda: "La gente corría a la par de los camiones y colectivos, aplaudían, gritaban, nos daban aliento, nos traían pan de a montones que con el hambre que teníamos lo agarrábamos asomando la mitad del cuerpo afuera".

Los soldados levantaron las cortinas de los camiones Unimog del Ejército para recibir el afecto del pueblo madrynense y a cambio arrojaban sus rosarios y cascos en señal de gratitud.

En tanto, Medina dijo que, tras desembarcar, "a muchos nos tocaron colectivos con los vidrios todos cerrados, tapados con papel, no veíamos nada, sí escuchábamos los aplausos de la gente".

Gran parte de los soldados que arribaron a Madryn ese día fueron llevados a la ex Barraca Lahusen donde pasarían unas horas para luego ser trasladados al aeropuerto de Trelew para emprender el regreso a sus hogares.

"Estábamos sentados en la casa de mi prima y sentimos que golpeaban la puerta: eran dos soldados correntinos que venían a pedir comida. Les preparamos unos sandwiches bien cargados y les dimos una caja con todo lo que teníamos en la alacena", contó la docente madrydense de 73 años, María Pereyra. "Todavía tengo el recuerdo de sus rostros, el estado de sus ropas, todos amontonados", recordó.

 Para el historiador argentino Federico Lorenz, fue muy importante esa bienvenida en Madryn porque "marcó una diferencia entre el proceso de desmalvinización estatal y la actitud popular hacia los excombatientes".

"El que desobedeció una orden y llevó a un soldado a su casa para que coma y se bañe, el que los abrazó como si fueran sus hijos a falta de que todavía no habían visto a sus padres, fue contra el silenciamiento impuesto por el Estado", explicó Lorenz, quien tradujo lo expresado por el pueblo madrynense en la consigna "El pueblo no se confunde".

Asimismo, el historiador remarcó que el recibimiento no pudo ser el mismo en otras ciudades del país y que el caso de Madryn representa un "quiebre en el dispositivo de control" que instaló el ya debilitado gobierno de facto de Galtieri para ocultar la llegada de los combatientes, su estado físico y de esta manera tratar de silenciar lo que habían vivido.

Sólo 33 combatientes de Malvinas son oriundos de Puerto Madryn. La mayoría llegó al continente en otras embarcaciones a diversos puntos del país pero las familias madrynenses esa jornada recibieron a esos más de 4.100 hombres sin importar su ciudad natal porque los consideraron "hijos del pueblo".

"Todo lo que brindaron los vecinos de Madryn fue por la lucha, por la entrega y en eterno agradecimiento a los excombatientes que desde ese día son los hijos de Puerto Madryn", concluyó el excombatiente y actual presidente del Centro de Veteranos de esa ciudad, Daniel Belmar.

Esa jornada marcó un antes y un después en la historia de la ciudad chubutense, tanto que en 2016 fue aprobada la ordenanza 9.449 donde se declaró al 19 de junio como el "Día que Madryn se quedó sin pan: por la solidaridad y gratitud de los vecinos".