
por Cora Verón
La comunidad parroquial de Arroyo Seco recibió recientemente al padre Juan Javier Chiappe, quien asumió la conducción pastoral de la ciudad luego de que el obispo le solicitara ocupar la vacante existente. Con 53 años y casi dos décadas de sacerdocio, el nuevo párroco llega con una amplia experiencia en la zona sur de Rosario y en la ciudad de Pérez.
Nacido en Villa Gobernador Gálvez, Chiappe creció en una familia practicante que le inculcó la fe desde la infancia. “Dios intentó varias veces conmigo. La primera vez que sentí el llamado fue en la catequesis, en esos encuentros que antes se hacían en casas de familia, compartiendo una merienda”, recordó. Tras mudarse a Rosario en su adolescencia, se vinculó a la parroquia San Martín de Porres, donde integró grupos juveniles de Acción Católica.
Aunque en la juventud se alejó por un tiempo de la vida parroquial, años después fue convocado nuevamente y retomó el camino religioso. Antes de ingresar al seminario a los 24 años, cursó Educación Física y la Licenciatura en Ciencias de la Educación. Fueron ocho años de formación antes de ser ordenado sacerdote.
Su recorrido pastoral incluye tres años como diácono y sacerdote en la parroquia San Antonio de Padua (Rosario), dos años como vicario en la ciudad de Pérez y once años como párroco en Santa Lucía, también en Rosario. En 2021 volvió a San Antonio de Padua, donde esperaba cumplir su período de seis años, pero en la mitad del mandato recibió el pedido de asumir en Arroyo Seco.
“Nosotros prometemos obediencia al obispo y estar disponibles para lo que la diócesis necesite. Eso que se aprende en teoría después hay que ponerlo en práctica. Así que, en respuesta a la voluntad de Dios y a la necesidad de la gente, acepté y aquí estoy”, afirmó el padre Juan.
El pasado 3 de agosto, el padre Juan Javier Chiappe celebró la misa de toma de posesión como párroco de Arroyo Seco, iniciando oficialmente su ministerio pastoral en la ciudad. En pocos días ya recorrió todas las capillas, destacando su belleza y, sobre todo, el trabajo comprometido de quienes las sostienen.
“Las capillas son mucho más que edificios, tienen vida gracias a las personas que trabajan voluntariamente y que, junto a cada sacerdote que pasó, organizaron eventos, recaudaron fondos y mantuvieron viva la comunidad”, señaló.
Además, Chiappe recordó al padre Miguel Florio, de quien expresó: “Él, pensando en cómo llegar a los lugares más lejanos de la parroquia, con su visión pastoral dio origen a las capillas Santa Rita, Santa Lucía, Lourdes y San Cayetano”.
En cuanto a su tarea pastoral, el padre Juan fue claro: “La única fórmula es el anuncio del Evangelio. Yo no puedo amar lo que no conozco, así que primero es conocer a la gente y a la ciudad, y después, junto a ellos, ir encontrando el camino que Dios quiere”.
Su llegada coincidió con las celebraciones patronales de la Asunción de María, santa patrona de la ciudad, lo que le permitió un “aterrizaje” cálido y participativo.
Por otro lado, además de la labor en la parroquia, deberá acompañar el trabajo de las dos escuelas que dependen de la comunidad, tarea que asume con naturalidad gracias a su experiencia como docente y su formación en Ciencias de la Educación.
Sobre este primer período, adelantó que se centrará en “tomar mate con la gente, escuchar y sumarse al tren en la estación en la que está la comunidad”, para luego ver, con el tiempo, qué rumbo tomar. “Lo importante —afirmó— es que la comunidad sigue caminando y que todos pongamos nuestros dones al servicio de la fe”.
El padre Juan Javier Chiappe inició su labor en Arroyo Seco en medio de dos celebraciones significativas: el tríduo de San Cayetano y la novena en honor a Nuestra Señora de la Asunción. A pesar de que las misas se desarrollaron en el salón parroquial debido a las refacciones en el templo y a la presencia de una colonia de murciélagos, el sacerdote informó que la participación fue masiva. “La gente respondió con mucha fe. Terminaban su jornada laboral y venían igual. El espacio físico no fue un obstáculo”, comentó el párroco, ya que la situación con los murciélagos requiere un trabajo cuidadoso, “no se pueden matar, hay que ahuyentarlos. Una empresa especializada está colocando productos e iluminación en sectores altos para que se vayan. Después se sellarán los accesos y se limpiará todo”.
La tarea demandó recursos, en parte provenientes de fondos dejados por la gestión anterior, sumados a la colaboración de la Municipalidad y donaciones anónimas. “Hubo vecinos que acercaron su aporte en sobres y también se habilitó una cuenta para quienes quisieran colaborar”, señaló.
El objetivo es que el templo pueda reabrir para las celebraciones de este 15 de agosto, día de la patrona de la ciudad. La programación incluye: Misa a las 9:30, Procesión a las 15:30 seguida de la misa central, y una última celebración a las 20 horas.
El párroco subrayó que, además de la fiesta religiosa, “es una oportunidad para pedir por los más necesitados y por quienes aún no han tenido un encuentro con Jesús”.
Almuerzo parroquial
El domingo 17 se realizará también el almuerzo parroquial, con un doble propósito: celebrar a la Virgen y recaudar fondos para continuar con las obras del templo. “Podemos tener un edificio hermoso, pero si no hay comunidad, no sirve. Lo más importante es la familia de fe que sostiene todo esto”, expresó el sacerdote, agradeciendo a quienes, desde los inicios como Pueblo Aguirre, han sido cimiento de la ciudad y de la parroquia.