
Luego de una semana con temperaturas variadas, se espera que en los próximos días las tormentas pisen fuerte tanto en Buenos Aires como en distintas partes de la Argentina.
Según un informe del sitio especializado Meteored, un potente fenómeno de ciclogénesis se desarrollará a comienzos de la próxima semana sobre la franja central del país, prometiendo convertirse en uno de los eventos de lluvia más importantes del invierno.
El pico de intensidad se espera entre el martes 19 y las primeras horas del miércoles 20, con chaparrones que podrían adelantar la tradicional “tormenta de Santa Rosa”.
De esta manera, se esperan acumulados de entre 50 y 100 milímetros en las zonas más afectadas. Este volumen es comparable e incluso superior a lo que normalmente llueve en toda la región durante el mes de agosto (entre 30 y 70 mm), lo que significa que en solo 48 horas podría caer la lluvia de todo un mes.
¿En qué provincia lloverá más?
Los dos principales modelos meteorológicos del mundo, el europeo (ECMWF) y el estadounidense (GFS), coinciden en la magnitud del evento, pero presentan sutiles diferencias sobre las zonas que recibirán las mayores precipitaciones.
ECMWF: proyecta los mayores acumulados (70 a 90 mm) sobre el sur del Litoral, afectando principalmente a Santa Fe y Entre Ríos. Para el AMBA y el norte bonaerense, estima unos 40 a 50 mm.
GFS: prevé las lluvias más intensas (80 a 100 mm) sobre el interior de la provincia de Buenos Aires, en ciudades como Pergamino, Junín y Luján. Para el AMBA, pronostica unos 70 mm.
Cuándo es Santa Rosa y por qué dicen que viene con tormenta
La “tormenta de Santa Rosa” es una de las creencias populares más arraigadas en Argentina y la región. La tradición indica que alrededor del 30 de agosto, fecha en que se conmemora a Santa Rosa de Lima, patrona de América, se produce una tormenta de gran intensidad.
Si bien no tiene una validez científica estricta, la leyenda coincide con un fenómeno meteorológico real: a fines del mes comienzan a llegar las primeras masas de aire cálido y húmedo desde el norte del continente, que al chocar con los últimos frentes fríos del invierno, generan las condiciones ideales para la formación de tormentas fuertes, con abundante caída de agua y actividad eléctrica.