
por Cora Verón
En 1972, Arroyo Seco vio nacer una institución que buscaba mantener viva la lengua y la cultura italiana: la Asociación Dante Alighieri. La iniciativa partió de Norma Bonacchi, quien impulsó la llegada de la entidad a la ciudad. Poco después, la conducción pasó a manos de Francisco Plateo, inmigrante italiano, seguido en la presidencia por distintos referentes locales como el señor Paciocco, Salvador Baiamonte, y, más adelante, Marta Fabbi, quien permaneció durante varios años al frente de la comisión.
De acuerdo a lo manifestado por Fabbi a Más Noticias, desde el inicio la propuesta no se limitó a las clases de idioma. Los primeros alumnos participaron en la creación de carrozas para la Fiesta de la Papa, se organizaron charlas sobre inmigración, presentaciones de cantantes líricos, encuentros con disertantes y viajes culturales. Cada cierre de curso se vinculaba con visitas a otras sedes de la Dante de otras localidades como Córdoba y Buenos Aires, recorridos por la Feria del Libro y espacios emblemáticos como el Palacio Barolo y la Casa del Inmigrante.
La actividad también alcanzó la literatura ya que realizaron cafés literarios con la participación de alumnos y escritores locales, generando un espacio de encuentro entre generaciones. Lo que más destaca Fabbi es que la constante fue “el trabajo conjunto, con una comisión que funcionaba de manera colaborativa y con el objetivo común de transmitir a los jóvenes las raíces italianas presentes en la ciudad”.
Cincuenta años después de su fundación, la Dante Alighieri de Arroyo Seco continúa siendo un punto de referencia cultural. Su historia muestra cómo la tradición inmigrante se convirtió en un espacio de aprendizaje y de comunidad, y abre la puerta a nuevas preguntas sobre el rol que estas instituciones tienen hoy en el vínculo entre memoria y futuro.
La Dante Alighieri y su proyección en la región
Con el paso de los años a sus actividades sumaron encuentros culturales que incluyeron música, danza y gastronomía vinculadas a distintas regiones de Italia, y cada cena de fin de año era acompañada por presentaciones de folclore italiano, en reconocimiento a la diversidad de orígenes de los descendientes locales.
Los viajes de estudio también fueron parte de la propuesta. Entre ellos, visitas a la Casa de Victoria Ocampo en San Isidro y recorridos por espacios emblemáticos en Buenos Aires. A nivel local, la institución alcanzó en su momento un promedio de 60 alumnos por año y llegó a reunir cerca de 90 socios, distribuidos en varios niveles de enseñanza, desde principiantes hasta cursos de conversación.
En 2013, la Dante fue reconocida como institución distinguida de la ciudad por su labor en la difusión del idioma y la cultura italiana. Cada 10 de septiembre, Día del Inmigrante, la entidad participó de los actos en la plazoleta del Inmigrante, espacio que concentra la memoria de quienes llegaron desde distintos puntos de Europa.
La vinculación con Rosario se consolidó a través de la Federación y Difusión de la Lengua y Cultura Italiana (FEDILCIT), que reúne representantes de diversas regiones del país europeo. En ese marco, Arroyo Seco se integró como sede única que agrupa a descendientes de distintas corrientes inmigratorias, mientras que en otras ciudades cada región tiene su propia representación.
La difusión cultural también incluyó experiencias radiales. En los primeros años de Radio Asunción, la asociación impulsó el programa “La Voce d’Italia”, donde los alumnos avanzados compartían contenidos sobre música, tradiciones y gastronomía de cada región italiana. Así, la propuesta se convirtió en “un espacio de memoria y de transmisión de costumbres familiares” a nuevas generaciones.
Los espacios de la Dante Alighieri en Arroyo Seco
La historia de la Dante Alighieri en Arroyo Seco está atravesada por la enseñanza, las acciones culturales y la vinculación con otras instituciones, y a través de ferias anuales de gastronomía, donde se presentaban platos típicos de cada región de Italia. Esa propuesta se vinculaba con el programa de radio en el que, al recorrer de norte a sur la geografía italiana, se compartían recetas y costumbres culinarias.
Los encuentros culturales se realizaban en diferentes espacios de la ciudad. En ocasiones se utilizaron salones amplios como el Centro de Jubilados, pero la mayoría de las actividades se desarrollaron en la sede de la Sociedad Italiana. De acuerdo a lo expresado por Marta, allí se estableció por acta que, mientras la Dante no contara con recursos propios para independizarse, continuaría funcionando en esas instalaciones como extensión de la institución madre.
En sus orígenes, sin embargo, la actividad comenzó en casas de familia, impulsada por integrantes de la comunidad local con ascendencia italiana y, con el tiempo, la consolidación del proyecto logró un lugar estable dentro de la vida cultural de la ciudad.
Fabbi destacó que la búsqueda de raíces fue un eje constante y que la institución alentó a sus integrantes a indagar de qué región provenían sus antepasados y a mantener viva esa memoria. El interés por el idioma estuvo acompañado por la lectura de autores italianos, el conocimiento de figuras de la música y la exploración de distintas manifestaciones artísticas.
La Dante Alighieri de Arroyo Seco se constituyó así en un puente entre generaciones, uniendo tradición inmigrante con nuevas expresiones culturales y su desarrollo, a lo largo de más de cinco décadas, plantea el interrogante sobre cómo continuará ese legado en el presente y en los próximos años.