
por Cora Verón
El Jardín de Infantes Lucecitas del Paraná abrió sus puertas para compartir una nueva edición de su tradicional muestra de arte, que este año llevó por título “Nuestro río y sus riquezas”. La exposición reúne los trabajos realizados por los niños y niñas de las salas de cinco, quienes durante los últimos meses desarrollaron un proyecto de investigación y creación artística en torno al río Paraná.
“Como todos los años, los chicos indagan, visitan, investigan y finalmente plasman en estas obras todo lo que aprendieron. Es muy lindo porque al entrar se siente una experiencia distinta, con el verde, la música, las flores, los animales… todo va poniendo en situación al visitante”, expresó la directora del jardín, Claudia Benedetti, orgullosa del trabajo de los pequeños y sus docentes.
La propuesta, detalló la vicedirectora Silvia Cicocioppo, surge como culminación de un proyecto pedagógico que integró diversas áreas de aprendizaje. “Está representado todo: los animales de la costa, la flora ribereña, las historias y hasta un cuento que fue eje del trabajo, “A orillas del Paraná” de Belén de Rienzo. Es una muestra que combina arte, literatura y naturaleza, y que logra una ambientación casi inmersiva para quienes la recorren”, explicó.
El espacio del jardín se transformó en una especie de viaje sensorial. Murales, esculturas con materiales reciclados, instalaciones con sonidos y colores, son el resultado de semanas de investigación y creatividad. “Los chicos se sorprenden al entrar, sienten que están en otro lugar y eso se refleja en la manera en que miran, preguntan y disfrutan”, añadió Benedetti.
La muestra no solo tuvo el objetivo de exponer lo aprendido, sino también de reforzar la conexión de los niños con el río que forma parte de su identidad. “El Paraná es mucho más que un paisaje: es cultura, es vida, es nuestra historia. Queríamos que ellos lo conozcan, lo valoren y lo puedan transmitir a través del arte”, coincidieron las directivas del establecimiento.
Con gran participación de las familias, el evento se vivió como una celebración comunitaria, donde la imaginación infantil se convirtió en puente para pensar en el cuidado y la riqueza del río que da nombre al jardín y sentido a la propuesta educativa.